En el post ¿Qué es la terapia ocupacional infantil? os explicamos lo que era la terapia ocupacional y con qué perfiles o patologías podíamos trabajar. Allí introdujimos el beneficio que la terapia ocupacional supone para niños con autismo o Trastorno del Espectro Autista (TEA, en adelante).
En este artículo vamos a intentar dar respuesta a algunas de las principales inquietudes que surgen respecto al autismo infantil y la terapia ocupacional.
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TogglePero, ¿sabemos qué es el autismo?
Probablemente si estás leyendo este artículo conozcas este trastorno directa o indirectamente, pero no está de más qué reforcemos los conceptos fundamentales.
El TEA engloba una serie de características que influyen en algunas áreas de desarrollo del niño. Según el DSM-V, para que un niño sea diagnosticado de TEA tiene que cumplir los siguientes criterios:
- Dificultades en la comunicación e interacción social en diferentes contextos
- Patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento: movimientos estereotipados, resistencia al cambio, inflexibilidad…
- Intereses muy restringidos
- Hiper o hiporrespuesta a estímulos sensoriales: indiferencia aparente al dolor, adversidad a texturas o sonidos, fascinación por diferentes estímulos visuales…
- Los síntomas deben estar presentes en las primeras fases del desarrollo (pueden no manifestarse hasta que el niño crezca y su entorno social vaya cobrando fuerza)
- Todos estos signos influyen negativamente en el día a día del niño
¿Cuáles son las causas y frecuencia del autismo infantil?
La evidencia científica disponible indica la existencia de múltiples factores, entre ellos los genéticos y ambientales, que hacen más probable que un niño pueda padecer un TEA.
Según la OMS, la prevalencia mundial de los trastornos autistas parece estar aumentando. En este momento es de 1 caso por cada 160 niños de media global.
Hay muchas explicaciones posibles para este aparente incremento de la prevalencia, entre ellas una mayor concienciación, la ampliación de los criterios diagnósticos, mejores herramientas diagnósticas y mejor comunicación.
¿El autismo tiene cura?
El TEA es una condición que va a estar presente durante toda la vida, lo que va a cambiar es cómo se manifieste.
La OMS establece que la intervención en la primera infancia es muy importante para optimizar el desarrollo y bienestar de las personas con un TEA. De ahí la importancia de la terapia ocupacional en el autismo infantil.
Esta intervención se tiene que hacer de manera global, por un equipo transdisciplinar que atienda a las necesidades individuales de cada uno de los niños.
Un adecuado abordaje, potenciando las fortalezas de los niños y facilitando su autonomía es necesario incluyendo en el proceso además de a los terapeutas ocupacionales, logopedas, psicólogos, fisios, maestros, padres…
¿Cuáles son las principales dificultades de los niños con TEA?
1.-Dificultades en el procesamiento sensorial |
- hiperrespuesta ante determinados estímulos sensoriales. Por ejemplo: le molestan las etiquetas, solo come determinadas cosas o no es posible introducir los alimentos sólidos en la dieta, rechaza ser movido por otra persona…
- hiporrespuesta a otros estímulos: Parece no responder cuando se cae, le atraen los estímulos visuales intensos, le apasiona subir a los columpios…
Esta doble respuesta ocurre porque los datos sensoriales no se están registrando correctamente en el cerebro y por eso presta poca atención a algunas cosas y reacciona con exceso a otras.
Por otro lado, estos desajustes en el procesamiento sensorial producen en ocasiones un exagerado nivel de alerta, ocasionando actitudes defensivas y aumentando su nivel de estrés.
2.-Dificultades en el aprendizaje de nuevas actividades |
Cuando un niño con TEA se tiene que enfrentar a una nueva actividad, le supone mucho esfuerzo.
Solemos observar inconstancia en la autonomía, hasta que el proceso se automatiza. Si lo explicamos con un ejemplo, un niño con TEA consigue un día realizar la tarea de vestirse solo, pero otro día observamos que no sabe ni por donde empezar, es como si para él esa actividad fuera totalmente nueva.
Es difícil para él registrar el significado o uso de las cosas. Si volvemos al vestido, ponerse un zapato requiere poseer un conocimiento adecuado del objeto, como se coloca, y poseer la capacidad de pensamiento abstracto: asociar el zapato a caminar o correr, y esto le cuesta muchísimo.
3.- Falta de orientación espacial y temporal |
Volviendo al pensamiento abstracto y a la capacidad de asociar unos aspectos a otros, también presentan dificultad en orientarse espacial y temporalmente, por eso las rutinas les organizan y serenan tanto: repetición y automatización de las tareas.
Estar constantemente alerta porque desconoces que es lo que va a venir después, es abrumador.
4.-Dificultades en la comunicación: |
El área comunicativa siempre se va a encontrar afectada cuando un niño tiene un diagnostico de TEA. Hay niños con TEA con lenguaje oral y otros que no. Si aprende a hablar, su léxico suele ser algo limitado, el lenguaje suele entonarlo sin apenas cadencia y musicalidad.
Si el lenguaje oral no está presente, puede conseguir comunicarse a través de los Sistemas Aumentativos y Alternativos de Comunicación (SAAC).
No olvidemos nunca que cada niño es un mundo y todos los niños con TEA presentan las mismas dificultades ni el mismo grado.
¿Cómo ayudar a un niño con autismo a través de la terapia ocupacional?
Es importante realizar un abordaje transdisciplinar en un niño con autismo, donde todos los agentes que trabajemos con él potenciemos sus fortalezas y neutralicemos sus dificultades, consiguiendo una conducta adaptativa.
Existen diferentes abordajes: DIR-floortime, integración sensorial, modelo TEACCH… que podrán redundar en beneficios para el niño con autismo.
Desde la terapia ocupacional podemos ayudar al niño autista a través de diferentes estrategias que le permitirán funcionar mejor en su día a día.
Ejemplos de actividades de terapia ocupacional para niños con TEA
El niño con autismo siente mejor las señales de los músculos y articulación que las que le aportan ojos y oídos.
Tirar o presionar las extremidades le ayuda a sentir, aplastarle con cojines, que se encargue de llevar la colada o de vaciar las bolsas de la compra, esto le darán mucha información de su cuerpo que le ayudará a ser más consciente.
Dar oportunidades de movimiento es otra estrategia que puede ayudar a aumentar la interacción, el movimiento aumenta su nivel de activación y le es más fácil prestar atención al entorno.
Otro grupo de estrategias que podemos utilizar, están enfocadas a aumentar la comunicación:
- el uso de señales visuales en casa y en los lugares frecuentados, ayuda a organizar su pensamiento y expresión.
- También anticipar y estructurar temporalmente a través de señales visuales (calendarios y horarios)
- podemos ayudar a los niños con TEA favoreciendo estrategias de regulación, que permitirán por ejemplo reducir el número e intensidad de las rabietas.
Estas tienen que ser individualizadas, no existe la receta mágica para todos, sino que se deben ajustar a las características personales de cada niño y contexto.
Bibliografía:
- Ayres, J. (2008). La integración sensorial en los niños: desafíos sensoriales ocultos (1a, 1a imp. ed.). TEA Ediciones, S.A.